RAFAEL CEDEÑO HERNANDEZ
“EL CEDE”
En poco más de tres años, Rafael Cedeño Hernández, El Cede, pasó de agente del Ministerio Público en Michoacán a ideólogo de La Familia y brazo derecho de uno de los líderes de esa organización, Nazario Moreno Hernández, El Chayo o El Loco, quien comparte el liderazgo del grupo con Jesús El Chango Méndez.
El Cede, capturado en Morelia, Michoacán, cuando celebraba el bautizo de su nieta, es licenciado en Derecho, como lo acredita la cédula profesional número 3465529.
Irónicamente, el ejercicio de su profesión lo llevó a cambiar de bando y vincularse con una de las organizaciones más violentas del país, que mezcla el cultivo y tráfico de drogas, decapitaciones, extorsiones y prostitución con una particular doctrina basada en "valores y principios éticos".
El "pastor" de esta singular "doctrina", que no pertenece a una denominación religiosa específica, es El Chayo, quien abrió las puertas de la organización a El Cede, uno de sus discípulos más destacados, explica a EL UNIVERSAL el comisionado de la Policía Federal, Rodrigo Esparza Cristerna.
"Este hombre llega a la organización criminal derivado de sus relaciones sociales: trabajo en la Procuraduría de Michoacán hace algunos años y de ahí se fue relacionando con bandas regionales de distribución y trasiego de drogas, hasta formar parte de La Familia michoacana, a través de Nazario, El Chayo, y de José de Jesús, El Chango Méndez.
De acuerdo con la información de inteligencia obtenida en torno a La Familia, Nazario Moreno y José de Jesús Méndez están convencidos de que tienen que adoctrinar a la gente para proteger el territorio michoacano, y Cedeño Hernández fue elegido para cumplir esa tarea antes de ser ascendido por El Chayo al puesto de jefe de plaza.
"Ellos supuestamente buscan que la gente no consuma droga, lo que a todas luces es una paradoja, ya que ellos cultivan, distribuyen y comercializan mariguana, y también amapola del vecino estado de Guerrero, y son un importante vínculo para el trasiego de drogas hacia Michoacán", comenta el comisionado de la Policía Federal (PF).
De 47 años de edad, El Cede tenía a su cargo, además del adoctrinamiento, la recepción y distribución de droga, el cobro de derecho de piso a los giros negros y el control de éstos, promovía la prostitución entre estudiantes de secundaria y preparatoria, y el control de los grupos de sicarios al servicio de La Familia.
Su estrecha relación con El Chayo le permitió ascender rápidamente en la estructura de mando de la organización, al tiempo que conservaba como "fachada" una imagen de activista con su participación en la organización no gubernamental Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán, para la que hacía tareas de representante y observador permanente.
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