Uno encima de otro, formando un pequeño montículo estrujante, a los 12 cadáveres se les notaban incluso las huellas de la tortura recibida antes de ser asesinados al estilo de la mafia. Una cosa que le faltaba a la imagen captada por el fotógrafo, era ese olor que se metía sin piedad por la nariz de los que estaban la tarde del 3 de julio en un paraje de La Huacana, Michoacán.
Otra cosa que no podía contar la foto, es que las víctimas de la masacre, quienes vestían ropa de civil,eran policías federales encubiertos, entre los cuales había algunos que meses atrás habían estado apunto de capturar en las fiestas de la virgen de la Candelaria, a Servando Gómez, La Tuta, uno de los líderes de La Familia.
La virgen de La Candelaria
El oficio PFP/EM/SIII/006/2009, la crónica de una misión policial inconclusa, comienza así: “El día 27 de enero del año en curso, los suscritos policías federales nos trasladábamos al poblado de Arteaga, en Michoacán, con la finalidad de continuar con las investigaciones relacionadas con las actividades ilícitas que lleva a cabo Servando Gómez Martínez, La Tuta, en contra de quien además existe orden de aprehensión por su probable responsabilidad en la comisión del delito de delincuencia organizada y contra la salud, en razón de que, por medio de fuentes de información, se tuvo conocimiento que esta persona y miembros de su organización criminal estaban acudiendo al palenque de gallos a celebrarse en la citada población, entre los días 24 de enero al 3 de febrero del año en curso, por motivo de la feria de la virgen de la Candelaria”.
Los elementos de la Policía Federal vigilaban las celebraciones anuales del pueblo natal de La Tuta. Tenían la orden de capturarlo. En el reporte confidencial que escribieron el 28 de enero de 2009 —el cual fue consultado por MILENIO — se relata la forma en que estuvieron a punto de hacerlo.
La Hummer blanca
“Se estableció un servicio de vigilancia a distancia por motivos de seguridad y así observar a las personas que acudían al mismo y en su caso esperar la llegada de Servando Gómez Martínez, La Tuta, y lograr su detención, así como conocer e identificar a otros integrantes de su grupo delictivo.
“Por la noche se observó que a las inmediaciones del lugar arribaron vehículos de lujo estacionándose en las inmediaciones del palenque donde descendían que ingresaban al palenque: destacándose que durante la vigilancia se observó el arribo de una camioneta Hummer de color blanca con placas de circulación PGX-62-60 del estado de Michoacán, del cual descendió una persona del sexo masculino que ingresó al palenque; minutos después arribó otra camioneta Hummer de color blanca sin placas de circulación descendiendo una persona del sexo masculino que coincidía con las características fisonómicas de Servando Gómez Martínez, quien se hacía acompañar de dos personas del sexo masculino que iban fuertemente armadas con armas largas y armas cortas fajadas a la cintura, las cuales eran ostensiblemente visibles, quienes de igual forma ingresaron al palenque, motivo por el cual se solicitó el apoyo del grupo de Operaciones Especiales de la Policía Federal, que se encontraba en Lázaro Cárdenas, Michoacán, con el objeto de que con el apoyo de fuerza policial suficiente poder realizar la verificación y en su caso la detención de las personas mencionadas”.
El pitazo
Minutos después de pedir refuerzos para capturar a La Tuta, los policías federales ven cómo éste y sus acompañantes salen del palenque. “En forma repentina —relatan en su informe— se observó bruscamente movimiento de la gente que salía corriendo del interior del palenque abordando sus vehículos y tomando rumbos diferentes, dándonos cuenta que Servando Gómez Martínez y sus acompañantes abordaron apresuradamente la camioneta blanca tipo Hummer sin placas de circulación en la que habían llegado al lugar, y casi simultáneamente otra persona del sexo masculino abordó la otra Hummer blanca con placas de circulación PGX-62-600 del estado de Michoacán, retirándose ambos vehículos con dirección a la carretera que conduce a Nueva Italia, por lo que a bordo del vehículo realizamos el seguimiento a los vehículos para saber hacia dónde se dirigían en espera del apoyo policial que llegaría, de lo cual se dieron cuenta los ocupantes de las dos Hummer aumentando su velocidad para darse a la fuga”.
“Durante el seguimiento nos dimos cuenta que cuando circulaban a la altura de la glorieta que se encuentra ubicada sobre la avenida Lázaro Cárdenas, con dirección a la carretera hacia Nueva Italia, Michoacán, en forma repentina las dos Hummer pararon su marcha y sus ocupantes descendieron de las mismas, dejándolas abandonadas y casi en forma simultánea arribaron tres vehículos más, alcanzando a ver que se trataba de una Cheyenne roja, una camioneta Silverado blanca y a la cabeza una Jeep Compass color arena con placas de circulación 327-VES, a bordo de la cual escaparon circulando sobre la misma avenida y más adelante el convoy de los tres vehículos se separaron tomando rumbos distintos; el vehículo Jeep Compass con placas de circulación 327-VES tomó la carretera con dirección a las Cañas-Nueva Italia, mientras que los vehículos Cheyenne color roja y la camioneta Silverado color blanca tomaban una calle con retorno a la ciudad”.
El objetivo principal
“Con la finalidad de no perder el objetivo de la investigación se continuó con el seguimiento al vehículo Jeep Compass con placas de circulación 327-VES, el cual ya nos aventajaba a una distancia considerable, observando que a dos kilómetros aproximadamente tomaba una brecha con dirección hacia el cerro; por lo que ante la imposibilidad de continuar con el seguimiento al objetivo principal y considerando que los tripulantes de los vehículos Cheyenne color roja y la camioneta Silverado color Blanca participaron en la huida del objetivo principal, regresamos a la altura de la calle que habían tomado los dos vehículos, por lo que nos dimos a la tarea de ubicarlos”.
Con la llegada de los refuerzos, los policías federales lograron ubicar las dos camionetas y detener a los tripulantes. Uno de ellos era Luis Servando Gómez Patiño, hijo de La Tuta.
Meses después, algunos de los policías federales participantes en el operativo, aparecerían muertos en La Huacana.
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