miércoles, febrero 03, 2010

EL MULETAS Y EL CHIQUILIN HABLARON

DELATARON AL CAF

La coordinación entre las autoridades federales y las de Tijuana luego de la detención en La Paz de los dos sicarios de la banda de Teodoro García Simental, les permitió detener a otras personas, encontrar casas de seguridad y conocer con más precisión cómo funcionaba la estructura criminal de “El Teo” y cómo trabaja la de Arellano Félix. Los dos aprehendidos, cooperaron abiertamente con sus interrogadores. El Teniente Leyzaola, inquieto por la aprehensión y presentación de municipales cuando fueron mencionados pero no se llevaron a policías de otras corporaciones.

Investigaciones ZETA

Raydel Rosalío López Uriarte “El Muletas” y José Manuel García Simental “El Chiquilín” no se resistieron. Ni al arresto ni a la serie de interrogatorios a los que fueron sometidos.

Sin necesidad de presionarlos hablaron: lo mismo de los integrantes de las células de Fernando Sánchez Arellano, que de José Antonio “El Tigre”, “El Metro” y Armando Robles “El Patotas” como sus sucesores.

Ofrecieron la ubicación de decenas de casas de seguridad en todas las delegaciones de Tijuana, también dieron información de dos ranchos y algunos negocios. Fueron generosos con sus captores. Les contaron santo y seña de los delitos que cometieron, por qué y cuántos.

Cuestionados respecto al nombre de policías corruptos sólo mencionaron apodos y cargos, justificaron su desinformación explicando que tenían ocho y 12 meses, respetivamente, fuera de Baja California; que ellos no tenían el contacto directo, pero que sí sabían tenían comprados a los policías, que así recibían información de sus “secretarios” en la frontera.

Y fue precisamente por uno de esos asistentes que Raydel López fue ubicado y rápidamente detenido, en una operación que inició en Tijuana con la colaboración de la DEA (Agencia Antinarcóticos de los Estados Unidos) y concluyó en La Paz con la aprehensión por parte de la Policía Federal, el Ejército y la Armada, de los dos delincuentes.

El operativo de captura de López Uriarte empezó a tomar forma el 5 de febrero cuando elementos de la 2/a Zona Militar capturaron a Ricardo Agustín Vieira alias “Pedro Avilés”, Abel Mena Arévalo “El Jona” y Alejandro Wiston Nava “El Goxi” en el fraccionamiento Villafontana. Los encontraron en posesión de tres armas largas, un cargador, 211 cartuchos útiles, 316 gramos de cristal, tres kilos 800 gramos de marihuana, dos vehículos y equipo táctico.

Ya lo sabían: “El Avilés” era el representante de López Uriarte en Tijuana.

Capturado por las fuerzas federales, el criminal mantuvo durante cuatro días comunicación con su jefe radicado en La Paz. Lo engañó. Fingía cumplir todas sus órdenes y el criminal limitado en cuanto a sus contactos en el norte, ni siquiera fue notificado de que Ricardo Agustín Vieira estaba detenido. De hecho, los tres operadores de “El Muletas” fueron presentados por el Ejército desde el sábado 6 de febrero, y no se enteró.

Los que finalmente dieron con la ubicación de López Uriarte fueron los Policías Federales y las Fuerzas Armadas de México. Así llegaron hasta él. La coordinación continuó después de la detención porque durante los días 9, 10 y 11 de febrero, militares y corporaciones civiles en Tijuana y en turnos de 18 y 24 horas, barrieron diversas colonias con el fin de explotar la información que los capos ofrecieron al por mayor y que se cruzó con los expedientes de las áreas de inteligencia del Ejército Mexicano y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal; esto resultó en la detención de algunos familiares políticos de López y de los nuevos jefes de célula.

Las delaciones

Entre sus declaraciones, Manuel García Simental aseguró que antes del enfrentamiento entre células del cártel Arellano el 26 de abril de 2008 en el bulevar Insurgentes en Tijuana, él había estado bajo las órdenes directas de Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero” como su encargado de “inteligencia”. Sabía quiénes eran y cómo operaban, información que le fue proporcionada por su hermano para darle ventaja en la pugna interna.

“El Chiquilín” explicó en una escala técnica del trayecto entre La Paz a Ciudad de México, que en la administración del trabajo criminal su mano derecha era “El Metro”, pero él se dedicaba exclusivamente a todo lo referente al tráfico y venta de cristal.

Según confesó en ese interrogatorio, ganaba 300 mil dólares por quincena y la célula a su cargo pagaba cinco mil dólares al mes a los jefes de grupo y dos mil a los agentes normales. Cuando le preguntaron cuántos policías trabajaban para él, respondió: “Pues todos”.

–¿Cómo que todos? –reiteraron: “Recibieran dinero o no, todos nos daban la cortesía”.

Admitió haber ordenado el asesinato de Adriana Ruiz Muñiz, y que pidió que la torturaran “para que hablara, pero no habló”.

Luego hizo la revelación que impactó a los Agentes Federales: Del 12 de enero (fecha en que fue capturado su hermano) hasta el día 8 de febrero (día en que lo aprehendieron), a través de aparatos de comunicación, ordenó la ejecución de 84 personas en Tijuana. “Me hablaban y me decían –no nos quiere pagar; mátalo, –se llevó la droga; mátalo”.

A pregunta expresa respondió: “Yo ordené que cuando vieran militares los agredieran”, y se confesó autor material del atentado contra soldados de la II Zona Militar en una gasolinera.

Le preguntaron si él había “puesto” a su hermano” y lo rechazó tajantemente: “¡No, cómo cree! Jamás haría eso; es mi hermano”.

Raydel López dijo que él ordenó el secuestro de la familia Meza Acosta, privados de la libertar el 5 de febrero en el fraccionamiento San Agustín en Tijuana; la idea era cambiarlos por su hermana Diana quien fue raptada por sicarios de Juan Francisco Sillas Rocha “El Ruedas”.

El padre de esa familia de apellido Meza, es hermano de la actual mujer de “El Ruedas” pero no trabajaba en su célula; operaba directamente con “El Ingeniero” y era responsable de la logística, y supusieron que su plagio maniataría al CAF.

Independientemente de la aversión que López Uriarte siente por Sánchez Arellano, y que quedó explícita en el video de un interrogatorio que le hicieron en pleno vuelo por parte de la Policía Federal, la intención del secuestro de Meza era que Sánchez Arellano pusiera en orden a Sillas porque había secuestrado a “Diana” cuando se había pactado el fin de las agresiones.

Pero los sicarios de “El Teo” buscaban a Meza desde el 6 de enero, fecha en que por error privaron de la libertad al líder del sindicato de burócratas, José Agustín Calderón y a su esposa, los cuales fueron dejados en libertad horas más tarde, cuando los delincuentes se dieron cuenta del equivocación.

También explicaron que Raydel pasaba la mayoría del tiempo en la casa de su asistente, José Antonio Rangel Casas “El Zucaritas” o “El Toño”, y no en la suya.

“El Zucaritas”, detenido junto a “su patrón”, explicó que hacía las veces de secretario y chofer en La Paz, además aseguró que en Baja California Sur, el menor de los García Simental y López Uriarte hacían una vida normal y continuamente acudían a centros de entretenimiento sin que nadie los molestara. –¿Con quién se habían puesto de acuerdo ahí? –le inquirieron: “Eso sí, yo ya no lo sé”.

“El Ingeniero”

De acuerdo a las declaraciones de José Manuel García Simental, y que las otorgó en el trayecto a México, actualmente Fernando Sánchez Arellano tiene cinco células operativas que hacen labor de vigilancia y control de la plaza.

1.- Juan Francisco Sillas Rocha “El Sillas” o “El Ruedas. Aunque extraoficialmente indican que “El Ingeniero” le retiró el apoyo a partir de la detención de su célula de sicarios presentados el miércoles 10 de febrero por el Ejército, sorprendidos en posesión de un arsenal y de un secuestrado.

2.- “Aquiles” alias “Alfredo Arteaga González”, un operador arriba de los 35 años que ha delinquido con el CAF desde tiempos de los hermanos Arellano y con quienes se inició como sicario.

Los otros tres son ex ministeriales:

3.- Julio Salas Quiñones “El M4”, al que trataron de matar en la pugna interna en octubre de 2008 pero cuando iban por él fue notificado, y sacó a su familia de Baja California; sin embargo gatilleros de “El Teo” ejecutaron a unos narco-menudistas y en una de las escenas del crimen dejaron un mensaje advirtiéndole que iban por él, con una foto impresa en una hoja tamaño carta en la que aparece un hombre en medio de un círculo rojo. El mensaje, explicaron entonces, era para que elementos de la Procuraduría del Estado lo reconocieran. Las indagatorias también lo vinculan al “baje” de droga realizado por federales a una célula de “El Tres” la primera semana de noviembre de 2009.

4.- Topete. Este ex agente sería otro de los sicarios. De acuerdo a la investigación relacionada con la balacera del 26 de abril de 2008 en la zona de “El Cañaveral”, tras la masacre de delincuentes, José Valentín García Topete se presentó ante “El Ingeniero” a decirle que estaba de su lado, que desconocía los planes homicidas del “Teo” y que él jamás atacaría a su gente.

En 2008, los últimos informes habían revelado que por temor a las represalias del CAF, Topete había seguido los pasos de su compañero Eduardo Rojas Logan que para evadir la muerte, había cruzado la línea fronteriza para convertirse en testigo protegido de la DEA. Sin embargo, “El Chiquilín” mencionó que sigue activo y del lado de “El Ingeniero”.

5.- Barranco Mora. El nombre de este corrupto ex empleado de la Procuraduría del Estado está contenido en investigaciones de narcotráfico y crimen organizado, integradas por la Procuraduría General de la República desde finales de 2006 y principios de 2007.

Los ex Teos

En el lado de lo que fuera la célula de los García Simental, Manuel, el menor de los hermanos, detalló la estructura restante:

1.- Jesús Israel de la Cruz “El Tomate”.- Responsable de todas las operaciones en Tijuana.

2.-“El Metro”.- Se hace cargo de todo lo referente al cristal.

Además que estos dos, se encuentran en la misma línea de mando.

3.- El Pollo.- Encargado en campo de la distribución en narcomenudeo y ajuste de cuentas.

4.- Jesús Rangel Peña “El Enano”.- Opera de manera independiente, no le paga plaza a nadie pero mueve droga hacia Estados Unidos y vende al menudeo. Sólo está obligado a participar en operativos delictivos cuando las otros grupos criminales le piden apoyo.

Con “El Muletas, el segundo al mando era “El Avilés” , pero el 11 de febrero de 2010 “el agente del Ministerio Público de la Federación en Baja California solicitó y obtuvo del Juez Cuarto Federal Penal Especializado en Cateos, Arraigos e Intervención de Comunicaciones la orden de arraigo 65/2010, por la comisión de los delitos de violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, delincuencia organizada y contra la salud” en su contra y la de sus cómplices Abel Mena Arévalo y Alejandro Wiston Nava, también operadores de López Uriarte.

De acuerdo a las áreas de inteligencia del Consejo de Seguridad de Baja California, quien quedaría a cargo de la célula sería el sinaloense conocido como “El Tigre”, el mismo hombre que le sirvió a “El Teo” como contacto con el cártel de Sinaloa, el único que pudiera disputarle el lugar sería el cuñado de “El Teo”, Armando Robles “El Patotas”, pero seguramente decidirán operar de manera coordinada para evitar mayores enfrentamientos.

El resto de la estructura de trasiego y financiera se mantendrá igual hasta que haya más detenciones.

Policías

“El Muletas” y “El Chiquilín” refirieron que once policías de las diferentes corporaciones policiacas que laboran en Tijuana les servían a ellos, y éstos les pagaban mensualmente. Sin embargo en lo general fueron incapaces de dar nombres, salvo el del jefe de la policía municipal, Ramón Ángel Soto Corral, a quien refirieron directamente, en el resto de las imputaciones fueron incapaces de proporcionar identificación más allá del cargo que ostentaban.

Dijeron que no conocían los nombres completos porque no eran ellos quienes trataban directamente con los agentes corruptos, pero que sí recibían información que les beneficiaba para continuar con su vida delictiva. Además, que dado el tiempo que habían estado fuera de Tijuana, ya no estaban al tanto de nombres y apellidos de los oficiales deshonestos.

El licenciado Soto Corral es un agente que durante los últimos ocho meses fue sometido a diversos exámenes de confianza en la Procuraduría General de Justicia del Estado, y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, debido a que los aprobó todos, había conseguido un lugar como ministerio público en el Nuevo Sistema de Justicia Penal, pero también como había obtenido buenos resultados en la Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana le habían ofrecido un aumento de sueldo para que no se fuera.

Su familia considera que su nombre pudieron tomarlo hasta de la televisión; era conocido por hacerla de actor en diferentes películas filmadas en Tijuana.

Ningún otro de los policías detenidos y transportados con los detenidos en La Paz, hacia México, fue mencionado por nombre ni careado con sus acusadores.

En ese marco, a pesar que ocho de los mencionados eran supuestamente ministeriales, la PGJE sólo presentó a uno que correspondía con un apellido mencionado por los matones, sin embargo fue liberado horas más tarde, lo mismo sucedió con dos agentes de la Policía Estatal Preventiva.

No hay explicación de por qué el resto los agentes municipales presentados tuvieron un trato diferente a pesar que ni “El Chiquilín”, ni “El Muletas”, los identificaron con precisión, según testigos de las declaraciones. Los dos ex militares en retiro de reciente ingreso a la corporación, después de haber pasado diversos filtros de confianza: Francisco Ortega Zamora y José Enrique Ramírez Zambrano, fueron señalados por su cargo y no por su nombre, y se los llevó la Policía Federal en calidad de presentados.

Macario Arturo Ramírez Enríquez, subjefe de la delegación Sánchez Taboada, fue expuesto como policía del narco. Ni el uniforme les dejaron cambiar.

“Como jefe de la Policía Municipal de Tijuana no voy a defender a los agentes corruptos, yo no sé si los uniformados que se llevaron tienen responsabilidad o no, lo que puedo decir es que estaban trabajando y dando resultados, pasaron todos los exámenes y sus entornos eran constantemente supervisados para saber si su modo de vida correspondía a su sueldo. Pero también sé que eso no es garantía”, dijo el secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola.

Lo que no le pareció correcto al secretario es que en la conferencia los hayan presentado uniformados denigrando la institución, y hayan dicho que los capturaron en casa de seguridad. “Yo los cité, les expliqué lo que pasaba y decidieron acompañarme a un careo por propia voluntad, ninguno se negó, no sé si porque eran inocentes o porque de verdad no tenían nada que temer, pero cooperaron en todo momento.

“Que los investiguen, si son culpables los castiguen, pero con todos los elementos”. Y finalmente preguntó. “Dónde están los jefes de grupo que se mencionaron de otras corporaciones, por qué no los presentaron”.

La abogada del subjefe Macario Ramírez se presentó en ZETA para argumentar la ilegalidad de su detención. Explicó que fue citado al Centro de Control y Mando de la Policía Municipal para una junta “de último momento”, por lo que acudió confiado en su ropa de civil, llevando sólo su radio y su celular mas no su arma de cargo.

A partir de ese momento su familia no supo de su paradero por más de dos horas, hasta que minutos antes de las cinco de la tarde se puso en contacto vía celular con su hija Cristal tan sólo para despedirse y avisarle que lo estaban trasladando al aeropuerto, momento en el que fue sorprendido por representantes de las fuerzas federales, quienes pusieron fin a la llamada.

Sin entender por completo lo que sucedía, Cristal contactó a la abogada Vanessa Gallardo con la esperanza de tramitar un amparo que impidiera su traslado, ya que en marzo de 2009 la abogada le había interpuesto otro amparo para que Ramírez no fuera llevado al cuartel militar junto con otros policías municipales que posteriormente denunciaron haber sido torturados para obtener su confesión, sin embargo nunca fue requerido por la autoridad.

En esta ocasión el amparo (43/2010) le fue concedió por el juez Quinto de distrito a las 2 horas del martes 9 de febrero, sin embargo ni sus familiares ni la Actuaria lograron ubicar a Macario Ramírez en la delegación de la Procuraduría General de la República, en la comandancia de la Policía Municipal ni en el cuartel militar de la colonia Morelos.

“No dejaron entrar a la Actuaria al Cuartel, le dijeron que no tenían a Macario y no sabían de qué les estaban hablando”, expuso la abogada.

“Al otro día en la mañana la Actuaria les llevo los periódicos que decían que los policías habían sido llevados al Cuartel y les pidió que la dejaran revisar que no estuviera ahí, así que la dejaron entrar, obviamente sabiendo que Macario ya no estaba ahí”, agregó.

La familia del subjefe policiaco asegura que sí estuvo ahí, porque pudieron entrar a la base militar y hablar con un detenido de nombre Abel, quien les dijo que horas antes había visto a una persona con las mismas características de su padre.

Momentos después los familiares vieron a Macario Ramírez en la televisión, presentado en las instalaciones de la Policía Federal junto con otros diez individuos.

Ahora sus familiares no sólo se preocupan por su padre, quien temen que pueda ser víctima de torturas o vejaciones, pero también por su madre, quien se encuentra delicada de salud e internada en las instalaciones de Issstecali, una prestación que pronto podría perder el Policía si su condición de “presentado” se convierte estado de arraigado.

Molesta por comentarios del Gobernador Osuna y el Alcalde Ramos, que según Cristal califican a su padre como un delincuente, exige que “no lo declaren culpable antes de juzgarlo como dice la ley”.

ZETATIJUANA.COM

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