Afuera de su casa, en la zona del arbolito, como ellos la llamaban, Alex y Alfredo junto con sus amigos de infancia, anduvieron en triciclo, corrieron sus bicis y deslizaron sus patines. Con mayoría de edad, en el mismo lugar, se les unió a la pandilla, Ramón Arellano Félix y fue entonces cuando la vida de los hermanos Hodoyán Palacios empezó a ser otra.
Alejandro Enrique, el mayor, permanece desparecido y Alfredo, el menor, purga una condena en un penal de Matamoros, acusado de dar muerte el 30 de septiembre de 1996 al delegado de
En entrevista para Agencia Fronteriza de Noticias (AFN), la señora Cristina Hodoyán Palacios, madre de Alejandro y Alfredo, hoy conocida en la sociedad bajacaliforniana por su activismo en pro de las personas desaparecidas, narró la historia de sus hijos que indirectamente empezó a hilvanarse en el terremoto del 85.
¨Antes, Tijuana no era como es ahora, antes era una sociedad más compacta y después del 85 fue que empezó a llegar gente de todas partes. Fue entonces cuando a los grupos pequeños de chamacos que se juntaban en la calle para jugar, se empezó a infiltrar gente desconocida, allá por los años 87 y 88¨, dijo.
Siendo mayores de edad, sus hijos y su grupo de amigos de toda la vida, se hicieron de la amistad de Ramón Arellano Félix, un joven conocido por ´disparar´ los tragos y conseguir las mejores mesas, que igual convivía con jóvenes del Instituto México o de
Pero no fue sino hasta el 25 de mayo de 1993, fecha en que asesinaron al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto Internacional de Guadalajara, Jalisco, que los apellidos Arellano Félix cobraron importancia en las familias de colonias de Tijuana como
´Estaban incrustados (Los Arellano)´, recuerda la señora,¨se habían casado con muchachas de la sociedad, pero no se sabía a lo que se dedicaban¨.
En la misma época las corporaciones policíacas de Tijuana hablaban y centraban su atención en los ´narco juniors´, jóvenes que sobresalían por la arrogancia que los caracterizaba y por una serie de crímenes que se les atribuía con la que tenían perpleja a toda la ciudad.
Fue el 11 de septiembre de 1996 cuando Alejandro, ya casado y con dos hijas, desapareció por primera vez, días antes que su hermano Alfredo, fuera detenido, acusado matar al delegado de
¨La desaparición de Alex y la detención de Alfredo fue un shock muy fuerte para la familia porque nadie teníamos la menor idea de lo que pasaba¨, comenta con voz de angustia
Durante la entrevista, Dora Elena Cortes, conductora del programa, hizo la pregunta obligada.
Ramón Arellano formó un Grupo Elite dentro del Cártel que desató una serie de asesinatos en Tijuana. ¿Su hijo formó parte de este grupo?
¨Como madre, yo no creo, por su comportamiento diario¨, dijo al admitir que su hijo mayor llegó a ser adicto a las drogas.
Alejandro Hodoyán dejó de ser un desaparecido para su familia en el mes de octubre de 1996 cuando lograron saber que lo mantenían retenido en las instalaciones de
La intervención de
¨El gobierno de Estados Unidos le ofreció protección, pero Alex se negó a recibirla, porque en su momento, consideró que no tenía motivos para tomarla, pues era ajeno a las imputaciones en las que se le involucraba¨, explicó la madre quien meses adelante fue testigo del ´levantón´ del que fue objeto su hijo.
Lo privaron de su libertad el 5 de marzo del 1997 en un estacionamiento ubicado entre el Bulevar Agua Caliente y Bulevar Cuahutemoc. Ahí, a bordo de una van, llegaron cuatro sujetos fuertemente armados y sometieron a ambos, se llevaron a Alejandro Hodoyán sin que nunca más se volviera a saber algo de él.
“Fue Ignacio Weber Rodríguez el que se lo llevó. Era comandante de Inteligencia Militar en la zona Noroeste. Han pasado muchos años, pero todavía tengo su rostro grabado en mi mente”, confiesa la señora que pudo identificarlo a través de retratos hablados en la investigación realizada sobre la desaparición de su hijo.
Sobre su otro hijo, Alfredo Hodoyán Palacios, alias ´El Lobo´, quien actualmente purga una sentencia de 50 años por el asesinato de ´El Fiscal de Hierro´, también confía en su inocencia, pues cuando se registró la ejecución de Ibarran Santés en la ciudad de México, ella asegura, su hijo menor, estaba en un bar denominado Sambuca, en
¨A Alfredo lo involucraron en este homicidio las declaraciones de Fausto Soto Miller y de Cabrera, un sujeto al que apodaban ´El Piedras´. Ambos dijeron que persiguieron al funcionario luego de abordar un taxi al salir del Aeropuerto de México, pero lo cierto es que mi hijo estaba aquí¨.
Hay investigaciones abiertas sobre el caso de cada uno de sus hijos, pero no hay respuestas a las preguntas de la señora Hodoyán, que por el tiempo y las circunstancias en que sucedieron los hechos, considera que pudo haber sido gente de Gutiérrez Rebollo, la que desapareció a Alejandro.
Y es que el General de División, desde su cargo en el gobierno, combatió el cartel Arellano Félix, pero al mismo tiempo según se le comprobó, edificó una de las redes delictivas más extensas en el país, para introducir droga a Estados Unidos, en apoyo a grupos criminales contrarios.
Después de 13 años, la señora Cristina Hodoyán, dirige
Y reflexiona al decir, que luego del asesinato del Cardenal Posadas Ocampo, cuando quedaron al descubierto las actividades ilícitas de los Arellano Félix, los tijuanenses tuvieron la oportunidad de hacer conciencia sobre lo que ocurría en la ciudad y la forma como el crimen organizado se infiltraba en la sociedad.
El ´arbolito´ que regalaba su sombra y protección a los niños de la calle Zitácuaro, una de las que da entrada a la colonia Hipódromo, ya no está, lo talaron hace mucho tiempo, pero el recuerdo de las visitas al lugar de Ramón Arellano Félix, permanece como las cicatrices de la señora Cristina que hoy recomienda a los padres de familia infundir valores en sus hijos y también cuidar sus amistades.
FUENTE: DIARIOSANDIEGO.COM
0 comentarios:
Publicar un comentario