A raíz de la captura de Jesús Zambada García, el Rey, en octubre de 2008, se puso al descubierto la infraestructura que controlaba el capo del cártel de Sinaloa en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Ahora se sabe, a partir de testimonios de los implicados en el caso y de testigos protegidos, que agentes y funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública, algunos de ellos cercanos a Genaro García Luna, se beneficiaban del negocio.
Agentes de la Policía Federal, en su mayoría ex miembros de la Agencia Federal de Investigación (AFI), crearon una red de protección en las dos terminales aéreas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para facilitar la llegada y salida de cargamentos de cocaína y dinero que manejaba el cártel de Sinaloa a través de Jesús Zambada García, el Rey, según la averiguación previa PGRJSIEDO/UEIDCS/0350/08 y el acta circunstanciada PGRJSIEDOIUEIDCS/AC/l O 1612008.
Esa red, que comenzó a operar en este sexenio, contó con el respaldo policiaco y presuntamente con la complicidad de altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP) y de la Procuraduría General de la República (PGR), revelan las investigaciones.
El Rey disponía de aeronaves para transportar cocaína, así como de helicópteros para realizar sobrevuelos de vigilancia; una flotilla de pipas para abastecer de turbosina a las naves y de aviones chatarra. Así, el cártel de Sinaloa podía seguir los movimientos de droga de las organizaciones rivales.
Además, tenía a su servicio a buena parte de los policías fiscalizadores de equipaje, quienes en contubernio con agentes federales, custodiaban las maletas con dinero que llegaban de Sudamérica o salían hacia allá para cubrir los pagos de sus abastecedores de droga. Las investigaciones señalan que el capo les retribuía sus servicios con dólares.
En este tejido de complicidades también participó el agente de la Interpol adscrito al AICM: Edwin Said González Isaías, según la declaración de varios testigos protegidos, entre ellos María Fernanda y el Tigre. Ambos aseguraron que él era enlace principal entre la célula criminal encabezada por los hermanos Ismael y Jesús Zambada García y altos mandos de la SSP y policías federales asignados a la terminal aérea de la Ciudad de México.
En su declaración del 28 de octubre de 2008, ocho días después de la captura del Rey y su banda, María Fernanda afirmó que: …su función era la de inteligencia, así como la de encontrar autoridades para sobornarlas a efecto de que nos brinden protección y nos proporcionen información de otros grupos delictivos... Y dentro de esa actividad conocí a un agente de la AFI, el cual se llama Edwin (el de la Interpol, según se refiere en las averiguaciones)... al cual le pagaba la cantidad de 10 mil dólares mensuales para que trabajara con nosotros, ya sea pasándonos información, brindándonos protección o también ayudándonos para sacar las maletas del aeropuerto que traían cocaína…
A ese grupo que servía a los Zambada García pertenece Édgar Enrique Bayardo del Villar (ahora identificado en los expedientes de la SIEDO como el testigo protegido con clave Tigre), quien fue inspector de Operaciones Especiales de la desaparecida PFP, así como subprocurador de Justicia de Tlaxcala.
Cuando trabajó en la SSP, Bayardo fue uno de los hombres de confianza de Genaro García Luna. Su jefe inmediato, Víctor Gerardo Garay Cadena, quien se desempeñó como comisionado interino de la PFP hasta el 31 de octubre de 2008, también está implicado con el narcotráfico, aunque trabajaba para los hermanos Beltrán Leyva.
A finales de octubre de 2008 surgieron los conflictos entre los colaboradores cercanos al titular de la SSP, la mayoría motivados por la infiltración del narco. La dupla de funcionarios comenzó a espiarse entre sí desde entonces. Y se desataron las traiciones.
A partir de las investigaciones de la SIEDO, asentadas en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/359/2008, se sabe que durante meses Garay Cadena espió a Bayardo. Incluso grabó un video cuando su subalterno salía de la residencia del Rey, localizada en la colonia Lindavista, al norte de la Ciudad de México, donde el capo fue detenido el 20 de octubre de 2008 junto con su banda.
Sin embargo, el espionaje de Garay no resultó tan eficaz, pues un soplón de la Drug Enforcement Administration (DEA), para la que también trabajaba Bayardo, le avisó que su jefe en la SPP le seguía los pasos. Garay decidió cambiar la estrategia e invitó a su colaborador a un curso, donde agentes de la SIEDO lo aprehendieron. Lo acusaron de servir a la red de Ismael el Mayo Zambada.
En la indagatoria citada se asienta no solo que Bayardo trabajaba para los hermanos Zambada García; también se le acusa de recibir entre 25 y 500 mil dólares por la captura de cada enemigo del clan sinaloense, así como por avisarles con anticipación cuando había un operativo en contra del grupo.
Garay Cadena cayó en desgracia luego de traicionar a su subalterno. Se le acusó de estar ligado a la célula de los hermanos Beltrán Leyva. El 31 de octubre de 2008 renunció a su cargo en la SSP y cuatro días después fue arraigado. El 11 de diciembre siguiente fue consignado por el delito de delincuencia organizada.
Bajo el cobijo de altos mandos de la AFI y de la PFP (hoy Policía Federal) los hermanos Zambada García operaban el tráfico de cocaína con diversas empresas instaladas en el AICM.
En una declaración ampliada el 29 de octubre de 2008, el testigo protegido con clave María Fernanda detalló la forma en que trabajaban los Zambada en las terminales aéreas:
(...) deseo manifestar que al lado de la terminal número 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sin recordar el nombre y número de la calle, contamos con una compañía llamada “Aviones”, la cual se encuentra pegada al hangar (de) AESA, misma que tiene acceso directo al aeropuerto y que el nombre se puede ver desde afuera, que la fachada es de color blanco y el rótulo en color azul, que desde la calle se aprecian como oficinas, que son dos niveles, que en ellas trabajan aproximadamente 30 personas.
Para entrar al lugar hay una pluma que custodia un policía, que en el interior se encuentra un avión de carga color azul (el cual) nunca tuvimos oportunidad de mover, pero se compró con dinero ilícito. Dicho avión casi lo pintan cada mes, pero la última vez que lo vi estaba pintado de color azul, sin rótulos...
(…) En el mismo lugar contamos con dos helicópteros, uno de ellos lo rentamos al municipio de Ecatepec y el otro está en reparación porque se le averió una hélice, ambos helicópteros también los adquirimos con dinero ilícito; están pintados de azul con blanco y dicen Ecatepec, Estado de México. Dichos helicópteros también los ocupábamos para ubicar las posiciones de los enemigos y para paseos... En el mismo lugar existen tres pipas con gasolina, que nos pertenecen, dos pequeñas y una grande, de color blanco y tienen rotulado en las puertas el nombre de Aviafiel. También deseo manifestar que el prestanombres de la empresa Aviones S.A. de C. V. se llama Raúl Marín, sin recordar su otro apellido, y quien administra dicha empresa es un militar al que le decimos el Raz…
También declaró que varios agentes federales, tanto de la PGR como de la SSP, acudían a una residencia ubicada en la colonia Bosques de Las Lomas, al poniente de la Ciudad de México, “enfrente de la plaza Duraznos y de un Superama para planear las operaciones de trasiego de drogas en el aeropuerto:
(Dijo que en una ocasión) nos encontrábamos reunidos Jesús Zambada García, el Rey, otra persona de la cual me reservo su nombre y yo... Después de hablar con esa persona (un presunto alto mando de la SSP) se llegó al acuerdo de pagarle la cantidad de 75 mil dólares mensuales para que trabajara para la organización, mencionándonos este policía federal que 50 mil dólares eran para él y 25 para otro mando policiaco al que refirió como X-1, el cual es el segundo del regional, entregándole en ese momento personalmente dicha cantidad y que en otras ocasiones más, desde febrero a la fecha mensualmente se le enviaba ese dinero a través de Edwin. Asimismo, quiero manifestar que esta persona participó en el operativo Lindavista, donde se detuvo al Rey Zambada García.
De acuerdo con las investigaciones de la PGR y la indagatoria PGR/SIEDOI UEIORPIFAML119/2007, el cártel de Sinaloa disponía de 13 aviones y tenía el control de varios aeropuertos del país gracias al apoyo de agentes federales.
Asimismo, en sus declaraciones ante la SIEDO, un hijo del Rey declaró en el hangar del AICM que se definían los envíos de drogas a Colombia y se utilizaban tres aviones. El responsable de vigilar el desembarque de la droga del cártel de Sinaloa, según las indagatorias, era Ricardo Flores Quintana, también conocido como Richard Arroyo Guízar, el Richard, a quien se le identifica como hijastro del Rey.
Parte de la banda encabezada por el Rey fue capturada el 20 de octubre de 2008. Una llamada anónima alertó a la PGR sobre la presencia de un grupo de personas armadas en la calle Wilfredo Massieu 430, colonia San Bartolo Atepehuacan, en la delegación Gustavo A. Madero.
Al llegar al lugar, los agentes federales capturaron a José Martín Zarza Escamilla, Armando Javier Rojo Aguilar, Ignacio Moreno Aguilar, Alma Rosa Victal Linares y Jesús Ángel Valencia Callejas. Después supieron que los detenidos eran integrantes de la banda de Jesús e Ismael Zambada García.
La guerra entre los Beltrán Leyva y los Zambada García no solo dividió al grupo cercano a García Luna, también desató conflictos por el control del AICM. La célula encabezada por Arturo Beltrán, que recibía protección de los agentes federales adscritos a la terminal aérea, movía millones de dólares en maletas. Todas las operaciones eran protegidas por los propios policías de las desaparecidas AFI y PFP.
Para el transporte del dinero, los capos utilizaban a personas que se hacían pasar como minusválidos y eran conducidos en sillas de ruedas. Este modus operandi era conocido por los mandos de la SSP, según el testimonio del testigo identificado con 151 clave Tigre y cuyo verdadero nombre es Édgar Enrique Bayardo del Villar.
Durante el interrogatorio al que fue sometido en la SIEDO, el Tigre aceptó conocer a Edwin (Said González Isaías), quien era el encargado de la AFI en el AICM, incluso afirmó que se lo presentó otro agente federal llamado David. “Él era de la Interpol”, dijo el Tigre.
Y añadió: Aunado a lo anterior, tengo conocimiento que dicha persona manejaba la ruta del aeropuerto para la salida y entrada de dinero y maletas de droga, de acuerdo al testimonio de dos personas que fueron detenidas y puestas a disposición... de la SIEDO, derivado de la investigación del Box, presumiblemente operador financiero de Arturo Beltrán Leyva ...
Esas personas manifestaron que uno de ellos era el que se encargaba de manejar la silla de ruedas en el aeropuerto y el otro se hacía pasar como una persona lisiada, este último manifestó ser amigo de infancia de Edwin, el encargado de la AFI en el aeropuerto, y también manifestó que lo iba a invitar a ganarse un dinero, para lo (cual) tenía que hacerse pasar por inválido, lo que aceptó y una vez hecho lo anterior, fue llevado a un restaurante en el interior del aeropuerto, para entrevistarse con un individuo al que apodan el Grande (Sergio Villarreal Barragán, operador de los Beltrán en la Comarca Lagunera) y con el Box, quienes le dijeron que tenía que seguir las indicaciones al pie de la letra y entregar el dinero en Venezuela.
Según el Tigre, la instrucción era que Edwin permaneciera un día en ese país. Por esa razón, agregó, lo “estábamos investigando”, pues era evidente que tenía vínculos con la organización de los hermanos Beltrán Leyva.
Por lo que atañe a la ficha criminal del Tigre, Richard Arroyo Guízar, hijastro de Jesús Zambada García, capturado por elementos de la SIEDO en el operativo del 20 de octubre de 2008, declaró que ese día, durante el tiroteo, el Rey pensó que los atacaba una banda contraria, por lo que llamó por teléfono a Bayardo para que lo auxiliara. Y éste le respondió: “Ya voy, padrino, ya voy”, según Arroyo Guízar.
Asimismo, en su testimonio ministerial, Arroyo Guízar aportó detalles de los vínculos de Bayardo y otros mandos de la PFP y de la SSP con el cártel de Sinaloa. Refirió, por ejemplo, que en una ocasión se entrevistó con él y otro policía conocido como el Pelón. “Nos saludamos —dijo— y Bayardo se puso a las órdenes de la organización”.
Desde entonces le fuimos dando dinero para que obtuviera puestos más altos dentro de la PGR y así (pudiera) sernos más útil. Quiero aclarar que la suma que en ese entonces se le proporcionaba era un aproximado de 100 mil dólares cada vez que nos decía que iba a ascender de puesto en la PGR, pues el dinero serviría de pago para las personas que lo estaban ayudando a obtener dichos puestos.
Por otra parte, a partir de noviembre del año pasado (se refiere a 2007) en que lo hicieron comisionado o inspector de la PFP, empezó a darnos seguridad, siendo esta logística, ya que cuando sabía de un cateo o de información importante que se generaba en la PFP, inclusive en la DEA, relativa a la organización de mi padre, nos avisaba para que se tomaran las medidas necesarias.
FUENTE:RIODOCE.COM
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