martes, septiembre 21, 2010

HECTOR BELTRAN LEYVA

HECTOR BELTRAN LEYVA

“EL H” “EL INGENIERO”


Nació el 15 de febrero de 1965 en Badiraguato Sinaloa, después de la muerte de su hermano Arturo Beltrán Leyva “el jefe de jefes” tomo el mando de la estructura criminal que lleva sus apellidos. Entro en disputa con algunos de sus lugartenientes y sicarios por las plazas que dejara su hermano, siendo el caso de Edgar Valdez Villareal “la barbie” o Gerardo Álvarez Vázquez "El Indio", originándose a su vez dos facciones antagónicas y reinventando un nuevo nombre para su cartel como el Pacifico Sur.

FIESTA, ESTRELLAS Y NARCO

Hotel Hyatt de Acapulco, 1999. En la playa privada se realiza uno de los eventos sociales del año, la presentación del proyecto de un spa que iba a construirse en la carretera escénica del puerto. No faltaba nadie, hay más de 600 invitados.

"Me parece que fue en marzo de 1999... me parece que era primero el coctel en la alberca, en donde se presentó el espectáculo de ballet acuático; al término del hotel pasaban a la playa donde fue el espectáculo del desfile de modas de la firma del diseñador Armando Mafud y la presentación del spa, a cargo de Guillermo Ocaña.

"Al finalizar se realizó un espectáculo a cargo de la hija de Lola Beltrán. Las personas que recuerdo acudieron al evento, por invitación mía, por la de Guillermo Ocaña y de Clara, pero esos eran los menos, éstos eran Eugenio Derbez, Sara Bustani, Karla Alemán y su esposo; el diseñador Héctor Terrones, me parece que el presidente municipal Manuel Añorve, entre otras personas", declaró ante la SIEDO Lucila Guillén, dueña de una agencia de relaciones públicas.

El maestro de ceremonias Francisco Guillermo Ocaña enumeró otras personalidades.

"Estaban la Baronesa de Portanova y su marido; acudió el que era Embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señora Lolita Ayala, la juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato de Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran como 650 gentes (sic), en mi punto de vista, ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida", manifestó a la PGR.

Fue una exhibición donde los organizadores además tenían el propósito de hacer donaciones a causas como la de la Fundación Mexicana de Lucha contra el Sida y otros organismos filantrópicos.

La presentación había sido contratada por la dueña del futuro negocio de terapias acuáticas, Clara Elena Laborín Archuleta, una sonorense de dinero que según algunos invitados quería tener contacto con el medio social y "darse a conocer".

Clara Elena Laborin Archuleta

Secuestrada

Su esposo, siempre discreto, esa noche no quiso estar en primera fila y prefirió quedarse con unos amigos al parecer de Sinaloa, en el bar del hotel, donde acostumbraba encontrarse con un General.

Se hacía llamar Alonso Rivera Muñoz y todos pensaban que era ingeniero, porque así se presentaba.

Fuera de la anfitriona, casi nadie sabía que este hombre en realidad se dedicaba a algo más lucrativo y que su verdadero nombre era Héctor Beltrán Leyva, capo del cártel de los Beltrán.

Una vieja amiga

Uno de los pocos convidados que la PGR supone que sabía quién era y a qué se dedicaba "Alonso Rivera Muñoz", era el maestro de ceremonias Francisco Guillermo Ocaña Pradal, dedicado al negocio del espectáculo desde hace cuatro décadas.

Ocaña negó saberlo, pero la presunción de la SIEDO es tal, que dos veces lo lleva a prisión.

En su declaración ante el MP, el empresario relató que en 1968 inició como actor de teatro infantil y en 1970 trabajó para las fotonovelas "Cita" y "Chicas".

A mediados de los años 80 dice que se convirtió en representante de Ricardo Montaner -con quien tendría un pleito legal- y al mismo tiempo en intermediario de contrataciones de artistas en la empresa "Organización Merlín".

Es entre 1993 y 1994 cuando se vinculó con una persona que más tarde le traería problemas.

En el certamen de Señorita Sonora, conoció a Clara Elena Laborín Archuleta, esposa de Héctor Beltrán Leyva "El H", mujer a la que enseguida organizó eventos infantiles en Obregón, Hermosillo y Aguaprieta.

"Entre los más relevantes que recuerdo es que una vez fue contratada la cantante Tatiana", declaró Ocaña, quien dejó de ver a la esposa de "El H" unos 3 años.

Agregó que en los años 90 vendió fechas de presentaciones de Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, Tania Libertad, Menudo, Gloria Trevi, Ricardo Arjona, Timbiriche, Kairo, Laura León y Magneto; colaboró en la radio en "Todo para la mujer" y condujo el programa televisivo "De boca en boca".

"Derivado del hecho de que aparecía en televisión muy constantemente, apareció Clara Elena Laborín Archuleta", dice.

Ella contactó a Ocaña por 1997 para ofrecerle dirigir su empresa Rotceh, Noticias y Espectáculos y pedirle que lanzara como cantantes a cuatro de sus sobrinos, en un grupo que pensaban llamar "Tequila Cuatro".

La plataforma del lanzamiento sería una revista llamada "Jeans", también propiedad de la esposa de Beltrán, de la que sólo salieron dos números y a la que quiso cambiarle el nombre por el de "Rotceh, la revista que piensa joven". El objetivo no se logró.

En 2002, Ocaña se fue a radicar a España, donde montó la empresa de espectáculos Tops Time Production S.L. y se hizo apoderado de Tarraco, con inversiones hoteleras y ecoturísticas en Palma de Mallorca y la Riviera Maya.

Su éxito económico resultó sospechoso para las autoridades españolas.

El Ministerio del Interior ibérico afirma en un oficio del 31 de marzo de 2008 que a través de cuentas bancarias de empresas controladas por Ocaña se efectuaron ingresos de efectivo superiores a los 78 millones de euros.

La investigación final calcula que estas empresas y otras de sus cómplices, lavaron 236 millones de euros en transferencias a la desaparecida Casa de Cambio Ribadeo, del Distrito Federal.

También precisa que Ocaña pidió al abogado catalán Joan Piqué recibir a dos transportistas de dinero de los Beltrán, que necesitaban recuperar 5.5 millones de euros que les aseguraron en 2005 en el Aeropuerto del Prat, en Barcelona, como parte de la llamada "Operación Tacos".

El empresario dice que el 20 de junio de 2005 se entregó a la justicia española y lo absolvieron de inmediato; en diciembre de ese año acudió voluntariamente a la PGR y lo arraigaron, pero salió libre tres meses más tarde.

Tras quedar en libertad, la SIEDO descubrió que era aval de la esposa de Héctor Beltrán en la renta de un inmueble y que ella lo registró como referencia personal en una tarjeta de crédito Banamex, indicios por los que volvió a consignarlo.

De telenovela

Inmuebles en donde han sido detenidos integrantes del crimen organizado y que han sido utilizadas para grabar telenovelas

Aureliano Rivera 17, Colonia San Ángel Inn.

· Inmueble donde detuvieron a 11 sicarios de Beltrán Leyva y decomisaron un arsenal en enero de 2008.

· Grabaron la telenovela "Cadenas de amargura", estelarizada por Daniela Castro, Diana Bracho y Raúl Araiza.

Farallón 304, en la Colonia Jardines del Pedregal.

· Casa donde residía Ever Villifañe Martínez en 2008.

· Era utilizada para grabar programas de televisión; entre ellos, la telenovela Rubí, que estelarizó Bárbara Mori.

Cerro de los Dos Conejos 173, Colonia Manuel Romero de Terreros.

· Ocho sicarios de los Beltrán Leyva son detenidos con un arsenal en febrero de 2008.

· Daniel Gauvry, actor de las telenovelas "Marimar", "María la del Barrio", fue registrado como fiador del inmueble.

El eslabón

Guillermo Francisco Ocaña Pradal, presunto "lavador" de la organización de los Beltrán Leyva, fue conductor televisivo, mánager de cantantes y dueño de una empresa de promoción de eventos y espectáculos.


DETENCION DE GUILLERMO FRANCISCO OCAÑA PADRAL POR LAVADO DE DINERO

Guillermo Francisco Ocaña Pradal, ex conductor de televisión y promotor de artistas, se encuentra preso por ser considerado uno de los principales lavadores de los Beltrán Leyva.

La PGR encontró que Ocaña fue operador de empresas y negocios de Clara Elena Laborín Archuleta, esposa del capo Héctor Beltrán Leyva "El H", actualmente prófugo.

Según la autoridad, "Memo" Ocaña, como se le conoce en el mundo artístico, es uno de los eslabones que vinculó a artistas de la farándula con narcos.

Como dueño de una empresa de promoción de eventos y espectáculos y mánager de cantantes en Televisa, realizó eventos y contrató artistas para la mafia.

El conductor fue detenido con base en una orden librada por el Juzgado Cuarto de Distrito en materia penal del DF, por el delito de delincuencia organizada en la hipótesis de operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado), según la causa 80/2008.

Ocaña fue capturado el 19 de abril, pero oficialmente no se dio a conocer a los medios; la PF tampoco informó a la autoridad judicial ni la hora ni el lugar donde lo detuvieron, ni siquiera la ciudad o la entidad.

Desde esa fecha está en el Reclusorio Oriente, sujeto a juicio por delincuencia organizada, que es un delito grave.

Para el empresario es su segunda estancia en prisión, pues en diciembre de 2005 fue retenido junto con 7 colombianos, acusado de lavar dinero del narcotráfico; el 21 marzo de 2006, tras un arraigo de 90 días, abandonó el Reclusorio Oriente y fue al único al que le dictaron la libertad.

Pese a su liberación, desde hace tiempo Ocaña era blanco de investigaciones de la Guardia Civil de España y de la PGR, al grado de que una monitoreaba su número telefónico.

La primera vez que Ocaña fue implicado con el narcotráfico fue a raíz del aseguramiento de un avión con 5.5 millones de euros, propiedad de los Beltrán Leyva y el Cártel del Norte del Valle, en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, el 6 de marzo de 2005.

El Cuerpo Nacional de Policía de España rastreó diversos teléfonos y detectó que Ocaña era el encargado de canalizar las gestiones para intentar recuperar el dinero asegurado, misión que al final se encomendó al abogado catalán Juan Piqué Vidal, según el expediente.

De acuerdo con el oficio R.S. núm. 219, fechado el 31 de marzo de 2008 y enviado por la Embajada de España en México, para esta tarea Ocaña contactó presumiblemente a los abogados Arturo Culebro y Ernesto Soriano Valdez, y a Javier Jesús Cruz Muller, supuesto empleado de Monex.

Parte de estos señalamientos fueron incluidos en el proceso del que Ocaña fue absuelto en 2005; sin embargo, dos años más tarde la PGR reactivó las investigaciones en su contra.

El 7 de marzo de 2007, la SIEDO obtuvo un contrato de arrendamiento donde Ocaña aparece como fiador del departamento de Avenida del Remanso 80 A, Interior 201, Fraccionamiento Country Club de Huixquilucan, rentado por Clara Elena Laborín Archuleta, esposa del capo Héctor Beltrán Leyva "El H".

En la casa de Avenida Club de Golf 80, Torre "A", departamento 5, edificio Caliterra, Residencial Club de Golf Lomas, asegurado en 2005 a "El H", había un directorio con los teléfonos de Efraín y Carlos Beltrán y el de Ocaña Pradal.

A Ocaña los españoles también le relacionaron con Francisco Antón Pérez, director de la desaparecida Casa de Cambio Ribadeo, negocio donde presuntamente lavaron 236 millones de euros al narcotráfico. Antón fue ejecutado en octubre de 2005 en Huixquilucan.

lunes, septiembre 20, 2010

LA CORRUPCION FORTALECE AL NARCO

CAROLINE MIRANDA


Carol Miranda modelo y ahora pornostar originaria de Sao Paulo Brasil, quien goza de unas monumentales caderas, al entrar al mundo triple x cobro la cantidad de $500 mil dolares por su primer film.



domingo, septiembre 12, 2010

SERGIO ENRIQUE VILLAREAL BARRAGAN


SERGIO ENRIQUE VILLAREAL BARRAGAN

“EL GRANDE” “KING KONG” o “EL COME NIÑOS”


Nació en 1969 en Torreón, Coahuila. En 1990, a los 21 años, ingresó a la Policía Judicial de esa entidad. A partir de 1996, cuando Villarreal Barragán fue agente asignado en Torreón, logró tejer una red de complicidades con los narcotraficantes y empezó a coordinar una vasta red de narcotiendas que le permitió instalar además casas de seguridad en Durango, Piedras Negras y Monclova.

Es un sujeto de poco más de dos metros de altura, tez blanca, unas 253 libras (115 kilos) de peso, ex agente de la PGR y de la Policía Ministerial de Coahuila y considerado el principal operador del cártel de los Beltrán Leyva, ofrecían una recompensa de 30 millones de pesos a quien diera información sobre su paradero.

Su historial delictivo incluye el paso por los principales cárteles de la droga que operan en el país: Juárez, Sinaloa y el de los Beltrán Leyva. Es considerado un hombre extremadamente peligroso y violento, a quien se le atribuyen por lo menos 43 homicidios, entre ellos los de altos mandos de la Policía Federal.

En 1990, Villarreal Barragán ingresó a la Policía Judicial de Coahuila, posteriormente estuvo adscrito como agente federal en Nuevo Laredo y Reynosa, Tamaulipas.

De acuerdo con el diario El Universal, en 2001, el cártel de Juárez y el de Sinaloa entablaron una alianza estratégica, Villarreal Barragán se integró a la organización de Joaquín 'El Chapo' Guzmán, en la que permaneció tras la ruptura provocada por el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, el 11 de septiembre de 2004, que el grupo de Juárez atribuyó a 'El Chapo'.

En el cártel de Sinaloa, de acuerdo con diversos expedientes de la PGR, generó una estrecha relación con los hermanos Beltrán Leyva, que fungían como brazo armado de la organización y contacto con los cárteles colombianos de la droga.

En abril del 2003, tras la detención de Arturo González Hernández, 'El Chaky', jefe de los sicarios que operaban a las órdenes de los Beltrán, 'El Grande' ocupó su puesto como jefe de plaza de La Laguna y se convirtió así en uno de los hombres de mayor confianza de Arturo Beltrán Leyva.

Al cobijo de los Beltrán, Villarreal asesinó a opositores, corrompió a autoridades y se hizo con el control del trasiego de cocaína desde Chiapas hasta Chihuahua, usando la región de La Laguna como ruta de paso y centro de operaciones, de acuerdo con el expediente 4/2007-111 de la SIEDO.

Tras la muerte de El Barbas, Héctor Beltrán Leyva designó a El Grande su lugarteniente, al considerar que La Barbie había traicionado a su hermano, iniciando una guerra en contra de Valdez Villarreal, detenido el 30 de agosto pasado.

DETENCION DE SERGIO VILLAREAL "EL GRANDE"

La captura del narcotraficante Sergio Enrique Villarreal Barragán, alias "El Grande", considerado el número dos del cartel de las drogas de los Beltrán Leyva y presentado hoy a la prensa, debilita aún más a esa dividida organización criminal que hace nueve meses perdió a su máximo líder.

El presunto delincuente y dos de sus cómplices fueron capturados el domingo en el barrio San Pedro, en el lujoso conjunto residencial "Puerta de Hierro", en la ciudad de Puebla, a 130 kilómetros al este de Ciudad de México, tras una operación de fuerzas especiales de la Secretaría de Marina de México (Semar) en la que los detenidos no opusieron ninguna resistencia.

Las autoridades mexicanas ofrecían una recompensa de 30 millones de pesos (unos 2,3 millones de dólares) por información que condujera a su detención.

Según versiones periodísticas, "El Grande" fue policía judicial en el estado de Coahuila, del que es originario, y después ingresó a la Policía Federal en Tamaulipas, donde permaneció hasta 1996, año en el que estableció relaciones con distintos grupos criminales.

Villarreal, un corpulento hombre de 41 años, 2 metros de altura y 115 kilogramos de peso, era perseguido hace 10 meses por la Semar y cayó durante un operativo en el que participaron aproximadamente 30 marinos de la Armada de México, que llegaron al lugar en cinco vehículos y un helicóptero.

"El Grande", también conocido como "Comeniños" y "King Kong", era el jefe operativo de Los Beltrán Leyva y trabajaba bajo las órdenes de Héctor Beltrán Leyva, alias "El H", quien tomó las riendas de ese cartel después de que en diciembre pasado muriera su hermano Arturo Beltrán Leyva, alias "El Barbas", en un operativo de la Marina.

Tras la muerte de "El Barbas", el otrora jefe de sicarios de Los Beltrán Leyva, Edgar Valdez Villarreal, alias "La Barbie", decidió romper con esa organización, lo que condujo a una división y guerra interna que sembró de cuerpos mutilados los estados de Guerrero, Morelos y Estado de México, principalmente.

En este contexto "El Grande" tomó el lugar de "La Barbie", un delincuente que a su vez fue detenido el pasado 30 de agosto por la Policía Federal de México, lo que dejó sin cabeza visible a su propia organización criminal.

Los Beltrán Leyva además se han enfrascado en una guerra con el poderoso cartel de Sinaloa, del que hacían parte hasta 2008, en un combate que los ha debilitado aún más.

Según cifras del Gobierno, el conflicto entre esas dos agrupaciones narcotraficantes ha dejado 5.846 muertos entre el 1 de diciembre de 2006 y el 31 de julio de 2010.

La Semar entregó hoy a Villarreal Barragán a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía).

El portavoz de la Semar, el contraalmirante José Luis Vergara, negó en conferencia de prensa que la reciente captura de "La Barbie" tenga relación con la detención de "El Grande".

"No en base a información que nos proporcionó 'La Barbie" se hizo esta captura (la de 'El Grande'), fue en base a información de inteligencia de diferentes fuentes", dijo.

Las autoridades decomisaron a Villarreal Barragán cuatro vehículos, tres de ellos blindados, tres armas largas con dos cargadores cada una, dos granadas de fragmentación, 45.520 pesos mexicanos (3.501 dólares) y 1.570 dólares.

El importante capo se encuentra relacionado con al menos siete investigaciones de la fiscalía federal y cuenta con una orden de aprehensión vigente emitida en el Distrito Federal por violaciones a varias leyes y por narcotráfico.

AGENCIA EFE



PRESENTACION DEL GRANDE



OPERATIVO CONTRA EL GRANDE




LA CASA DEL "GRANDE"

En la ciudad de Puebla, a 125 kilometros de la ciudad de México, en el fraccionamiento Puerta de Hierro, una casa de la privada Mercaderes número 3, era la guarida de Sergio Villarreal Barragán, alias "El Grande", segundo al mando en la organización de los hermanos Beltrán Leyva y detenido el fin de semana.

La narcomansión de estilo morisco color blanco y con acabados coloniales, tenía un gimnasio, un área de masajes e imágenes religiosas, en el piso quedaron tirados mapas, zapatos y ropa tras su captura.

El fraccionamiento Puerta de Hierro, está considerada una exclusiva zona de Puebla y una mansión como la de 'El Grande' vale aproximadamente cinco millones y medio de pesos, de acuerdo con información de el diario mexicano El Universal.

Con cerca de 480 metro cuadrados integrada por dos plantas, cuatro recamaras y acabados de lujo; contaba con un amplio garage con capacidad para cuatro automoviles, así como un patio y decoración con palmeras en el interior y exterior.

La casa tiene 27 ventanas –12 en la fachada y 15 a los costados–, además de una puerta de madera y tres de cristal. Las puertas y ventanas cuentan con protección de herrería en color blanco. Al interior de la residencia hay clósets donde se encontró ropa de hombre y de mujer, además de decenas de pares de zapatos. También hay un cuarto de masaje con planchas de mármol, sala de cine, gimnasio y un baño equipado con jacuzzi, detalla otro reporte del diario La Jornada.

Algunos de los residentes del fraccionamiento difundieron a través de las redes sociales de Internet algunas fotografías del interior de la residencia donde fue detenido Villareal Barragán. En las imágenes se aprecia ropa tirada en el piso, cajones revueltos y una recámara desordenada. También un altar con imágenes religiosas y tres veladoras prendidas

NOTICIAS.AOL.COM


ASI VIVIA EL GRANDE



LA CASA DEL GRANDE


lunes, septiembre 06, 2010

EL INFIERNO

Luis estrada es uno de los directores de cine mexicano que más disgustan al gobierno con sus realizaciones cinematográficas cuyas producciones retratan realidades difíciles de ocultar en el cotidiano vivir de este país, por lo que sus filmes no escapan del boicot o la censura. Así tenemos:

La Ley de herodes es una sátira política ambientada en el México de los años '40. Juan Vargas, basurero de poco inteligente pero de vieja militancia en el PRI, es recompensado por el partido con un puesto de alcalde interino en un pueblucho. Pero no es exactamente un premio: el alcalde anterior fue linchado por los locales, al igual que su predecesor. Y muy luego, Vargas aprende el credo de la corrupción y de la tiranía burocrática. La Ley de Herodes es una comedia negra, amarga y llena de rabia, de esa que refresca y hace pensar entre tanto humor descerebrado.

y ahora El Infierno es una cinta sobre Benjamín García, “El Benny”, quien es deportado de Estados Unidos y al regresar a su pueblo encuentra un panorama desolador. La violencia irracional, la corrupción generalizada y la crisis económica que azotan al país, devastando por completo al lugar. “El Benny”, sin otras opciones para ayudar a su familia a salir adelante, se involucra en el negocio del narco en el que tiene, por primera vez en su vida, una fulgurante prosperidad llena de dinero, mujeres y violencia, pero al final descubrirá en carne propia, que el tentador camino de la vida criminal no siempre paga lo que promete.

Estando las cosas como están, ¿Habrá en México, este 2010, algo que celebrar? Esta cinta es protagonizada por Damián Alcázar, Ernesto Gómez Cruz y María Rojo, entre otros.


SITIO OFICIAL DEL INFIERNO


VER PELICULA COMPLETA


DE TROSTKY AL NARCO

Esta es la historia jamás contada de un militar que de joven perteneció a los círculos clandestinos de izquierda revolucionaria en el ejército, en los tiempos que el fantasma del comunismo de los años sesenta en México era el enemigo público número uno. La trayectoria de Jorge Maldonado Vega dio un vuelco de 180 grados cuando a finales de los años ochenta conoció a Amado Carrillo Fuentes, capo del cartel de Juárez, a quien visitó varias ocasiones en el reclusorio sur de la ciudad de México cuando cayó preso a principios de los años noventa. Documentos obtenidos de los archivos de Lecumberri y del juicio penal al que fue sometido, lo exhiben como simpatizante de ideas “subversivas” y años después, cómo interlocutor privilegiado -por su cercana amistad- del llamado “Señor de los Cielos”.

–Usted también fue de un partido de oposición—reclamó Jorge Maldonado Vega aquella tarde de junio de 1967 al entonces secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, quien lo había mandado llamar a su oficina para que explicara sus actividades políticas clandestinas. El capitán Maldonado había sido “fichado” meses atrás en una serie de reportes de inteligencia que lo vinculaban con el llamado “Vehículo Trotskysta Militar”, que en aquella época intentaba realizar actividades de adoctrinamiento al interior del ejército mexicano.

–Yo sólo sigo su ejemplo de no ser del PRI—añadió el joven oficial. García Barragán no se incomodó, era una verdad histórica su reticencia al partido tricolor pues en las elecciones presidenciales de 1952, donde resultó electo presidente de la república Adolfo Ruiz Cortines, había sido coordinador de campaña del frente opositor que encabezó el general Miguel Henríquez Guzmán. Al viejo revolucionario le caía bien aquel muchacho, decía que era preparado y además bronco; una ocasión a las afueras de su oficina durante un altercado se había liado a golpes con su jefe de ayudantes, el capitán López Lena, desde ahí le simpatizó. Aunque en ese encuentro le advirtió de que eran otros tiempos, no era conveniente “andar de agitador” y le anunció que a partir de ese momento sería removido al interior del país.

Maldonado estaba identificado como “Hernando”, seudónimo con el que participó en varias reuniones de un grupo de militares simpatizantes del Partido Obrero Revolucionario Trotskysta (PORT), realizadas en aquellos meses por el rumbo del Lago de Guadalupe, al norte de la ciudad de México. Al grupo lo encabezaba el teniente coronel José María Ríos de Hoyos, un oficial que se había distinguido por sus escritos y posiciones críticas al régimen, había dos médicos militares, el mayor Baldomero Rodríguez Tique y Antonio Villafuerte Moreno, también un ingeniero militar, el teniente coronel José Ayala Morelos y un sargento de la fuerza aérea, Marcelo Velázquez Canseco. Tenían el objetivo de ganar adeptos dentro y fuera del ejército, declaró el capitán a los oficiales de inteligencia militar que lo interrogaron, se “preparaban intelectualmente con el objeto de estar listos en el momento oportuno” para asumir las directivas que marcara el partido. Después de la entrevista el Estado Mayor de la Defensa determinó que Maldonado estaba en periodo de adoctrinamiento, era quien más había cooperado y suponían que no conocía las finalidades materiales de las reuniones. Pese a ello, estaba claro que el oficial era “un convencido militante comunista”, quien expuso en forma “nebulosa” la filosofía política que lo guiaba en su versión trotskysta.1

En la época del anticomunismo exacerbado, el que existiera un grupo clandestino de militares simpatizantes de izquierda, era una señal de alerta para la Defensa. Todos los que fueron identificados como activistas fueron removidos de sus puestos y separados para ser enviados a diferentes partes del país donde no tuvieran contacto entre sí, desde entonces quedaron bajo estricta vigilancia. Al capitán Maldonado lo mandaron en 1968 comisionado a la base aérea milita de Zapopan, Jalisco, donde comenzó a tejer lazos de amistad con algunos personajes que marcarían su futuro.

En 1954 se había graduado como subteniente de zapadores en el Colegio Militar, tiempo después se cambió a infantería y realizó el curso de paracaidista que concluyó en 1965. Fue comandante del cuerpo de cadetes del Colegio del Aire en Zapopan hasta 1971 cuando abandonó Jalisco para quedar comisionado en el Estado Mayor Presidencial, el cual dejó en 1974 para llegar a Culiacán, Sinaloa, como segundo comandante del 12 batallón de infantería. Regresó a Jalisco en 1982 con la orden de organizar el que sería el 79 de infantería que encabezó durante dos años, ascendió a general y pasó comisionado a Puebla donde se retiró del servicio en 1985. En diciembre de 1988 Javier García Paniagua, primogénito del general García Barragán, lo invitó a trabajar con él como director de la academia de policía del Distrito Federal. Cuando desempeñaba este puesto conoció a un hombre que entonces decía tener 34 años de edad, de complexión regular, bigote y cabello lacio, con acento norteño y estatura por arriba del metro ochenta. Fue durante un convivio por su onomástico en abril de 1989 en el restaurante San Angel Inn, donde sus colegas del plantel le ofrecían una cena. De una mesa contigua se paró éste individuo quien en tono cordial se le acercó para presentarse.

–¿Usted es el general Maldonado? –preguntó. –A sus órdenes—respondió. Se presentó como Amado Carrillo Fuentes, le dijo que conocía su historial de <>, sabía de su notoriedad porque “iba a ser un guerrillero”, además a la gente que detuvo nunca la torturó, no los “cargó ni inventó delitos ni les robó droga”. Era un caso entre policías y militares, dijo, “ya que estos torturan y matan”. El militar discrepó. Le dijo que no creía que eso fuera verdad y charlaron durante más de media hora. Años después, cuando el general fue detenido acusado de vínculos con el narcotráfico, al rememorar este primer encuentro, declaró ante las autoridades que no tenía idea de quién era su interlocutor, pero por el tipo de conversación que sostuvieron dedujo que “probablemente se dedicaba a actividades del narcotráfico”. Le aclaró que durante su estancia en Jalisco como comandante de batallón, nunca lo habían podido comprar “ni con cinco millones de dólares”. Casi para finalizar el encuentro dedujo dos opciones sobre la actividad a la que se dedicaba ese hombre: “ó era narcotraficante ó era policía”. De cualquier forma le inspiró confianza, reconoció, e intercambiaron direcciones y teléfonos con la promesa de volver a encontrarse. Lo hicieron poco tiempo después, cuando en el mes de julio de aquel año Amado fue detenido por una compañía de infantería en Huixiopa, en la sierra de Sinaloa. El militar intervino pero nada pudo hacer para que fuera consignado al reclusorio sur.

Tras la captura de Amado, el general Maldonado fue a visitarlo meses después a la cárcel, el intermediario fue un individuo que se identificó como Joel Martínez, un ingeniero que actuaba como brazo derecho del capo. Fue quien facilitó la entrada por las aduanas del penal sin que los molestaran, recordó el militar. Dentro Carrillo Fuentes demostraba ser “un hombre de gran poder ya que disponía de un número amplio de habitaciones conyugales” donde departía la gente que lo visitaba. Ahí lo recibió con un abrazo, lo llevó a una mesa contigua y le contó que lo habían consignado por portación de arma prohibida. Le confió que pronto saldría pues “contaba con amigos dentro de la Procuraduría General de la República” y calculaba no más de un año en que obtuviera de nuevo su libertad. Le pidió que no perdiera contacto con él, que si llegara a cambiar de domicilio avisara al ayudante con el que llegó para tener actualizados sus datos. Así lo hizo cuando regresó a vivir a Guadalajara desde el DF, cuando abandonó su cargo en la policía capitalina para dedicarse al negocio de “bienes y raíces”.

A principios de 1990 una llamada a su domicilio del ingeniero Martínez le anunció que Amado ya estaba en libertad y quería verlo en la ciudad de México. Le pagarían el boleto de avión y el hospedaje, a lo que el general aceptó. Lo recogieron en el aeropuerto y lo llevaron al hotel Real del Sur, en el cruce de Calzada de Tlalpan y División del Norte, donde pernoctó esa noche. Al día siguiente pasaron por él para llevarlo a una casona por el rumbo del Pedregal de San Ángel. Ahí encontró a la familia Carrillo Fuentes en una comida, lo invitaron a pasar y tras la sobremesa, Amado lo condujo a una habitación privada para platicar a solas con él. Le dio las gracias por su apoyo y le pidió disculpas por el daño que le pudo haber ocasionado aquella ocasión que abogó por él cuando lo detuvieron. Le ofreció cinco millones de dólares por su intervención algo que al militar le extrañó. Le dijo que con esa cantidad podía comprarse unos cincuenta camiones kenworth, y le propuso darle cinco millones más para que comprara otros cincuenta tráileres para que se los administrara. Maldonado comentó que “nunca había manejado grandes cantidades de dinero y que no sería normal esa tenencia de dinero”. Le propuso al capo que le dejara analizar la situación ya que quizá podría aceptarle un préstamo sin intereses a tres o cuatro años. –¿En cuánto tiempo me da su respuesta general?—preguntó Carrillo. –Deme seis meses—contestó.

Cuando narró este encuentro ante la autoridad judicial, lo cuestionaron del por qué si conocía las actividades de Carrillo nunca lo denunció ó hizo algo por detenerlo. El general contestó: “por el simple motivo de que era del dominio público que gozaba de protección por parte de autoridades civiles”. Al continuar con su relato, contó que varias veces el capo lo invitó a Ciudad Juárez y al DF donde una ocasión le reclamó “de que servía su honestidad” y le reiteró su invitación para que trabajara con él. El militar de nuevo se negó lo cual no impidió que lo siguieran buscando. Una ocasión en los primeras semanas de 1994, lo mandó traer a la ciudad de México, lo hospedaron en el mismo hotel a donde llegó Carrillo a visitarlo. Estuvieron un buen rato en el restaurante, a mitad de la charla lo cuestionó sobre su relación con los altos mandos del ejército, generales comandantes de zona y de guarnición. Maldonado dijo que era nula y sería un “grave problema” dada la relación de compañerismo, si se conociera que eran amigos. Amado le pidió “que lo relacionara con personal militar de alto nivel, es decir, que lo presentara y le ‘metiera el hombro’ con los generales”. Nunca le explicó cuál era su finalidad, pero el brigadier supuso que era para facilitar sus actividades de narcotráfico, por lo que se negó.

Según su testimonio pasaron dos años y a mediados de 1996 lo contactó de nuevo para invitarlo al DF. Lo hospedaron en el hotel Emporio de Paseo de la Reforma, ahí llegó por él una camioneta con chofer que lo trasladó a una residencia de las Lomas. Encontró a Carrillo en una espaciosa sala decorada en estilo vanguardista de donde se incorporó para recibirlo. Lo condujo a un espacio más pequeño y reservado donde le confesó que “tenía todo bajo control”, hizo un relato de sus actividades y le comentó que ya contaba con apoyos “poderosos” en el mundo de la política y le pidió que le organizara un equipo de cuarenta hombres para su seguridad “y para lo que fuera necesario”. Añadió que él podía comprar “el mejor armamento que existe en el mundo”, y para la tarea que le encomendaba podía disponer de “grandes cantidades de dólares”, además que en adelante viviría “como nunca había soñado”. El general de nueva cuenta se negó. Según su versión, fue la última vez que lo vio.

A mediados de los años ochenta, cuando era comandante del 79 de infantería en Jalisco, Maldonado contó que conoció a otros capos por medio de Javier Barba, un individuo que se decía líder estudiantil en Guadalajara y trabajaba como “madrina” en la hoy desaparecida Dirección Federal de Seguridad, la otrora policía política del antiguo régimen. Una ocasión cuando este hombre le solicitó una entrevista, lo invitó a una casona por el rumbo de la avenida Manuel Acuña, donde le contó que había “desde uno a cinco millones de dólares” si entregaba droga que decomisara a la Policía Judicial Federal. El general creyó que en esa reunión iban a estar solos pero ahí fue presentado con Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, Rafael Caro Quintero, Emilio Quintero Payán y Ernesto Fonseca Carrillo. En ese encuentro les indicó que “cada quien a lo suyo” y que quemaría cada kilo de droga que incautara. “Y donde observara a cualquiera de ellos en actos de delito, los iba a asegurar”. Luego de su dicho Esparragoza y Quintero Payan exclamaron: –¡Esos son huevos!—y acto seguido, según su testimonio, le pidieron “les permitiera besarle la mano, hecho que realizaron los antes citados”.2

Maldonado se retiró del lugar acompañado de Barba, en los meses siguientes la droga que incautó fueron plantíos de marihuana que incineraron en el lugar de la siembra, como en el cerro de Tequila y el poblado de Santiaguito. Nunca volvió a ver a estas personas, aseguró, después se enteró que a Barba lo habían asesinado en un enfrentamiento en Mazatlán, Sinaloa y a Esparragoza lo encontró en el reclusorio sur el día que visitó a Amado Carrillo. En 1984 fue Barba quien lo presentó con Joaquín “El Chapo” Guzmán, le dijo que era “de la palomilla” cuando se encontraba acompañado de agentes de la Federal de Seguridad de la ciudad de Guadalajara. La segunda ocasión que estuvo con el hoy jefe del cártel de Sinaloa, fue en 1987 cuando lo encontró a la salida del lienzo charro de Guadalajara y lo invitó a su despacho que tenía por el rumbo de la avenida Colón. El general nunca aclaró en sus testimonios judiciales de qué habló con el capo, pero tiempo después dice que se enteró que éste era “trabajador” de Esparragoza y que tras su detención por esos años “empezó a crecer en actividades del narcotráfico”. Tampoco dejó en claro aquella ocasión de marzo de 1986 cuando un oficial adscrito al grupo de información de la comandancia de la quince zona militar en la capital jalisciense, le alertó para que saliera de su domicilio donde se encontraba con sus amigos Otho Camarena y Javier García Morales, nieto del general García Barragán, ya que “los iban a matar elementos del ejército”, por lo que abandonó el lugar llevando consigo “cinco millones de dólares en alhajas y moneda americana”.

Maldonado el joven oficial que tuvo inclinaciones trotskistas en los años sesenta, fue detenido a finales de 1997 acusado de proteger a Carrillo Fuentes, pasó casi cinco años en prisión hasta que fue absuelto en septiembre del 2002 por un tribunal unitario. Fue el primero de los generales procesados por narcotráfico en obtener su libertad.

/Por Juan Veledíaz/

1.- Expediente 11-81-66. Legajo 2, Hojas 255 a 266 Fondo Dirección Federal de Seguridad (DFS), Archivo General de la Nación y Expediente 11-81-69. Legajo 6, Hoja 94.

2.- Declaración ministerial del general brigadier retirado Jorge Mariano Maldonado Vega. Fojas 127 a 156. Poder Judicial de la Federación. Causa Penal 39/99.

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